Dos “tigres”: El de AMLO y el del PRI
Manuel Padilla Muñoz.
Hace tiempo fui a un manicomio. Había ahí un hombre que gritaba ¡estoy loco, estoy loco!Y era cierto; pero, si tenía razón, entonces no estaba loco. Entonces, pensé, quién está más loco, si aquel hombre que se decía loco y que tenía razón o quienes, diciéndose cuerdos, acordaron que estaba loco.
Este encuentro viene a cuento porque ahora, en este tiempo electoral, estoy en la misma situación que me hace dudar hasta de mis facultades mentales.
Y, es que la verdad no entiendo, ¿por qué tanto brinco estando el suelo tan parejo? ¿Por qué se asustan tantos mexicanos cuando Andrés López Obrador lanzó su amenaza de no” amarrar al tigre” e irse tranquilamente a su rancho en Chiapas en caso que haya fraude electoral en este 2018? ¿Quiénes se asustaron ante tal anatema?
En efecto, los que hasta ahora manejan y disfrutan del poder, la mafia que denomina el candidato. Y fueron los del poder, los priistas, quienes se encargaron de realizar una campaña negra publicitaria para hacer creer al pueblo mexicano que López Obrador es una amenaza, que en dado caso incendiaria al país con la violencia de las armas. En realidad, AMLO no es un peligro para México, el verdadero peligro es que se ejecute, nuevamente, un nuevo fraude electoral y no le reconozcan su triunfo.
Pero los priistas, la mafia del poder, perversamente no le dijeron al pueblo que ellos, tiempos antes, ya habían soltado a su tigre y aún hoy no hay quien lo amarre o lo detenga.
El tigre que soltaron los priistas son, nada menos y nada más, los autores de la megaco- rrupción que nos afecta después de más de 80 años de hegemonía priista. Son los 21 gobernadores, los Moreira de Coahuila, los Duarte de Veracruz y Chihuahua, los Yarrington de Tamaulipas, los Borge y miles de funcionarios que robaron miles de millones al pueblo y hoy disfrutan de la impunidad que les dio su jefe Enrique Peña Nieto.
Sin duda alguna el supuesto tigre de AMLO es el pueblo que, llegado el caso, como todo hace suponer, posterior al fraude vendrían las multitudinarias protestas del pueblo. Y éstas serían en los lugares donde el Peje tiene mayor base social: el centro y sureste del país porque en el norte es apenas significativa su influencia.
Pero el tigre de AMLO solamente llegaría a esos movimientos, no a las armas. En ´primer lugar, porque no están dadas las contradicciones sociales para llegar a una revolución armada y, segundo, porque los mexicanos no estamos preparados o educados en la democracia, todavía en la actualidad traemos en nuestros genes prejuicios autocráticos de nuestros ancestros los aztecas. Y un país democrático no se puede construir sin demócratas.
Los partidos políticos los pagamos nosotros, los mexicanos; son nuestros pero se han convertido en una partidocracia que han sido secuestrados por una clase política corrupta que los han hecho agencias de empleos y utilizados para ejercer el poder y poder robar a manos llenas y gozar de la impunidad que entre esos mafiosos se proporcionan a sí mismos. Y no llenan. De esta manera han hecho de México y los mexicanos el paraíso de la corrupción, la impunidad y la inseguridad que ha dejado miles de muertos.
Coincido con López Obrador en culpar de la actual situación a la mafia del poder y, querámoslo o no, existe. Está integrada esta mafia por políticos corruptos, desde presidentes de la República, secretarios del gabinete, gobernadores, diputados, senadores y muy especialmente los grandes industriales y banqueros hasta presidentes municipales de casi todos los municipios del país, es decir los dueños del dinero en nuestra nación:
El país se nos deshace en las manos. En este 2018 tenemos la esperanza de poder cambiar el rumbo. Para que México sea, verdaderamente democrático en el escaparate mundial, necesita una democracia hecha por verdaderos demócratas. Y, hasta el momento estos no aparecen en el escenario electoral. La mayoría, por no decir todos, los partidos políticos nos ofrecen como alternativa a lo peor de sus integrantes. En todos ellos hay personajes impresentables de negro historial que, en la publicidad electoral tratan de parecer inocentes palomitas pero que su plumaje está manchado de corrupción e incapacidad. Para muchos en México es inconcebible que personajes como Napoleón Gómez Urrutia “Napito”, la maestra Elba Esther Gordillo y sus familiares sean verdaderos demócratas a quienes les podemos dejar en sus manos el destinos de nuestro país si ellos mismos son producto de la mafia del poder para seguir controlando y aprovecharse de los mexicanos.
Andrés Manuel López Obrador no es una gente de izquierda. Las izquierdas y derechas ya se acabaron. Y no lo es por la simple razón de que es un político cuyos orígenes están dentro del priismo.
Yo empezaría a creer en AMLO como buen gobernante, como político y hasta estadista, no mesías, si llegara a tomar posesión como presidente de la República y momentos después de ceñirse la banda presidencial y rendir protesta le dijera al presidente saliente Enrique Peña Nieto: No se vaya señor ex presidente y dirigiéndose al fiscal de la nación le ordenara actúe señor fiscal aquí están quienes deben rendir cuentas claras de su actuación como gobernantes, hay asuntos pendientes con la ley que tienen obligación de enfrentar. Asuntos como los miles de muertos y desaparecidos por la inseguridad, el caso de la llamada “casa blanca”, el de OHL, el de la Megaestafa, el caso del uso facciosos de las instituciones, como la PGR para enfrentar a los enemigos políticos y aquí están también secretarios de estado inmiscuidos y gobernadores que tienen que enfrentar acusaciones.
No sería un acto de gobierno sino de justicia para millones de mexicanos que han sido robados y que viven en la miseria.
En esos momentos empezaría a creer plenamente en Andrés Manuel López Obrador como presidente de México.
Porque, como bien dijo don Benito Juárez: “a los amigos, puente de plata; a los enemigos, la ley”. Los ladrones deben estar en la cárcel.
Mientras tanto, llegado el 1 de julio, lo mejor es votar por el menos peor. Ya sabe Usted por quien.
Hoy, los mexicanos estamos hartos…!hasta la madre!... de la inseguridad, de los miles de muertos y desaparecidos, de la corrupción gubernamental, de la impunidad. No somos cientos ni miles …!somos millones!: cuéntanos bien pinche gobierno.
manuelpadilla@hotmail.com
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